Te busqué por el Sahara, en sus arenas de lava
acompañando tu espejismo de fiel belleza
mientras los días de sol extendían su fortaleza
y, en las frías noches, falsa presencia te alejaba.
En la frente llevo surcos del tiempo, su grava
me ha prolongado pasos sedientos de destreza
para besar ese oasis que un sueño con fineza
prometió alcanzar cuando dejaras ser esclava.
No hay duna que se haya escapado de mi aventura,
ningún médano podrá esconderme esa figura,
tu calor vive en mis venas y el amor me quema.
Si tan eterno es este desierto, el cual inundas,
si breve gracia será tener lo que circundas,
entonces no detendré hasta ser de tu piel gema.
John Clark