Respiro,
el enviciado aire de un coito trasnochado,
mezcla de humo y gritos, alcohol barato.
Obstinada la amnesia me persigue de a ratos
calles de asfalto, cuerpos sin rostros,
mujeres que se venden y otros compran a diario,
trueque de soledades,
desconocidos labios,
pieles rancias de olvido.
Suspiro bocanadas del último cigarrillo,
se me cierran los ojos, me consume tu cuerpo
Tan lejano y tan laxo.
Y el atávico gesto de perderte en la niebla,
me sorprende de nuevo.
Bajo el manto de nubes,
la noche,
cómplice involuntaria de mi cruel desvarío
se olvidó de la luna y pintó mis ojeras de un insomnio vacio.
Respiro soledades,
y un coito abandonado se esfumó en tu figura,
que se pierde en la luz y muere con un grito.