Estaba tan ensimismada,
azorada en la ventana,
pero claro, estaba pensando en ti,
que no me daba cuenta
que las horas se pasaban,
que florecían y se escondían
las ramitas del jazmín.
Estaba tan enamorada
imaginándome tu cara
que me olvidé de salir,
y la vecina que me esperaba
se cansó en la vereda
enredada en comentarios
deshonrosos contra mí.
Y estaba así, pensándote,
amándote entre el verde
del pequeño jardín,
recordándole a las hadas
que te lleven mis suspiros,
que no olvides que te espero
y que mi amor no tiene fin.
Y estaba así, cantándote,
abrazándote en el silencio
que dulcemente destejí,
y rogué que no te alejes
demasiado de mi lado
porque guardo aquí en mi pecho
tantas cosas para ti.