Cruel tirano que aprisiona
con un puño lentamente
estrangula la esperanza
da la muerte a nuestra fe,
corta a un tajo la alegría
da hogar al gran dolor
que se anida en nuestro pecho
y cambia de la vida el color.
Firme látigo que marca
a cada golpe el corazón,
con la fuerza del destiempo,
y el impulso de la angustia,
con las puntas afiladas
en la piedra de la indiferencia.
Quien te roba el alma misma,
y derrama sobre uno
lagrimas que nacen del ayer
en que había alguien cerca
a quien no se pudo querer,
que regresan y lastiman
siempre, una y otra vez.
Al tiempo mismo es la vida
que nos da una razón,
de seguir haciendo cartas
de cantar cualquier canción
de adoptar miles de estrellas
y convertirlas en poesía
darle nombre a todas ellas
y el tuyo a la que más brilla.
Este personaje endemoniado
y a la vez tan redentor
que a la vida da martirio
y a la vez da salvación
que a la vida da un sentido
y a la vez le da dolor
es la luz después del túnel
eres tú… ¡es el amor!