CARTA DE UN PADRE A UN HIJO
El día que esté viejo y ya no sea el mismo,
ten paciencia y compréndeme,
cuando derrame comida sobre mi camisa
y olvide como atarme los zapatos
recuerda las horas que pasé enseñándote hacer las mismas cosas,
si cuando platiques conmigo, repito y repito la misma historia,
que tu conoces de sobra, no me interrumpas y escúchame,
cuando eras pequeño(a) para que te durmieras tuve que contarte miles
de veces el mismo cuento, hasta que cerraras tus ojitos,
cuando haga mis necesidades frente a otros, no me avergüences
no tengo culpa de ello, no puedo controlarlo,
piensa cuantas veces te ayude de niño, pacientemente,
no me reproches porque no quiera bañarme, ni me regañes por ello,
recuerda cuando te perseguía y los mil pretextos que inventaba para hacerte más
agradables tu aseo,
acéptame y perdóname, ya que el niño ahora soy yo.
Cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las cosas que tu sabes y que ya no
podre entender, te suplico que me des todo el tiempo que sea necesario para no
lastimarme con una sonrisa burlona,
o tu indiferencia, siempre participe en la educación que hoy tienes,
para enfrentar la vida tan bien como lo haces, y si fallan las piernas por estar
cansadas, dame una mano tierna para apoyarme,
como lo hice yo cuando comenzaste a caminar con
tus débiles piernitas, no te sientas triste o impotente por verme como me vez, dame
tu corazón compréndeme,
de la misma manera como te he acompañado en tu sendero,
acompáñame a terminar el mío, dame amor y paciencia que yo te volveré gratitud y
sonrisas con el inmenso amor que tengo por ti
, piensa que con el paso que me adelanto a dar, estaré
Construyendo para ti otra ruta de amor, en otro tiempo.