Has vuelto, me aviso la luna. Dice que tienes el cabello más blanco, algunas arrugas se asoman en tu cara y usas bastón.
Cuando me veas te darás cuenta que pase de ser rosa roja a blanca, mis petalos se marchitan y el viento amenaza con llevarselos un día.
Al fin te veo y me río del destino que me amenazo diciendo que tu partida sería eterna.
Al tocarte miles de petalos revolotean a nuestro alrededor y nos regresan a nuestra juventud, a aquella cabaña junto el lago cristalino, ese que cuando te fuiste se volvio desierto.