Antes de que termine el día,
devorare la distancia,
Qué, me separa de ti,
Le pediré fuerzas a Dios
Para encontrarte,
Y hacerte una mujer feliz.
Decirte que nunca, nunca, nunca,
Seré lo suficientemente amable
Así como se merece una dama,
Tan hermosa y bella como tú,
Y lo mismo que el roció, de la noche
Se esmera en acariciar las flores
Con las suaves caricias de su llanto,
Cosa que hace una y otra noche
Y nunca es demasiado acariciador,
Y así se mantienen sus flores frescas y bellas,
Y así te acariciare yo una y otra vez
Para que sigas siendo una mujer
Bella, y fresca como las rosa.
Autor, Joaquín Méndez.
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19/07/2012 22:56:39.