Señorita mía, muy mía o muy ajena,
Vengo a endulzar su alma, a quitar su pena,
He venido cauto con mis humildes versos,
Versos dedicados a robar sus besos.
Tal vez mi osadía no resulte eficaz al cortejarla
Por eso construyo estos versos de madera para encantarla:
Busco tu luz, amor mío, en el paisaje más oscuro
Para iluminar mi vida solitaria con tu fuego puro.
Y tanto me costó a las letras dirigirlas
Por aquel camino estrellado que tu dejabas al pasar,
Que mi pluma observaba su silencio llegar.
Con pasión y ahínco mis letras empezaron a retratar
Estos versos de madera diseñados para amar...
Con esto señorita no pretendo a su corazón engañar
Porque, aunque sea muy mía o muy ajena,
A su amor de aventurera he de respetar.
A sus beso volados...
Volados al mar, volados al alma, volados al vino...
Y vino así el deseo de tenerla con mis versos de madera
Y así el vino y la madera creo la mejor esencia...
Muy mía o muy ajena.
Tal vez este caminando a ciegas en la esperanza,
Pensando que usted está cerca pero en realidad está lejana,
Como aquella estrella hermosa que ya no se ve en la mañana.
Por eso vengo esta noche con mis versos de madera...
Aunque no sea muy mía o muy ajena.
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