Sin darme cuenta y lentamente entraste en mi vida
cual ladrona silenciosamente te robaste mi corazón
como una hada sanaste mi alma herida
con tu ternura y dulzura destrozaste mi armazón.
Hoy mis pensamientos ya no son míos
esta vida ya no es vida sin tu compañía
un juramento eterno de nuevos bríos
una promesa rota que se devanecía.
Y al final se que este amor no fue envano
si no fui parte de tu vida, si no entre en tu corazón,
pero nunca partiré a lo mundano
a satisfacer toda esta pasión.
Nuevamente soledad eres mi compañera
compañera en mi silencio compañera en mi dolor
compañera de mis penas y de mi vida entera,
compañera en mis sueños llenos de amor.
RICVEL