Jose Luis Santiago

SALVAME SEÑOR

A la memoria de Fray Luís de León

y su Salmo XI  " Salvum me fac, Domine"

el cual me ha inspirado este:

 

SALVAME SEÑOR

¡ Oh ¡, sálvame Señor, del mortífero veneno

de las terrenales fragilidades

y no trate, con quien no pone freno

a conquistas y efímeras vanidades

 

cada cual suele soltar muy oportuno

columnas y pilares de razones

que suelen ser, como mucho y a los sumo

fondos de charcas hechos terrones

 

que dicen: "Somos noble y honrada gente"

¡ en el fuego ! ponemos la mano

¿ Que le cuesta gallardear al inclemente

y vanagloriarse en su pantano ?

 

misterio profundo, cizaña al grano

en la familia, espadas y enemigos

los necios y ladrones, decanos y soberanos

y los vagabundos, sensibles amigos

 

a que sin perder la esperanza

y con la sobriedad por abrigo

velare lleno de confianza

que salvado estoy contigo

 

contigo, Señor celestial, mayoral querido

firmes y estables son las alianzas

como tu amor tan encendido

que lo siente quien te alcanza

 

y alcanzado...., tú hieres

tú llagas con la locura

y tanto a ti se te quiere

como tanto a ti se te apura

 

y como apura la mala gente

en cercar y oprimir al afligido

sin conciencia e indiferente

así, tú lo has decidido:

a los tuyos, luz y carga sobre los hombros

y riquezas y deleites, para los escombros

 

A continuación os transcribo el Salmo Original de Fray Luís de León, 

         SALMO XI

    "Salvum me fac, Domine "

 

¡ Oh, sálvame, Señor, que no hay ya bueno

que faltan las verdades

y no trate con quien tiene dentro el seno

lleno de falsedades !

 

Con labios halagüeños cada uno,

y con dos corazones

no dejes de estos labios, Dios ninguno

ni de estos fanfarrones,

 

que dicen: " Prometemos largamente

su boca esta en mi mano,

¿ Que cuesta el hablar largo, o que viviente

me estorbara el ser vano ? "

 

Mas dice Dios: " Ya vengo conmovido

de los menesterosos

de sus agravios de ellos, del gemido

de los pobres llorosos

 

a serles su salud y su bonanza

y soplo favorable".

Y son, Señor, tus dichos sin mudanza

y son firmeza estable

 

son en hornaza plata, en fuego ardiente

mil veces apurada

y así, nos libraras eternamente

Señor, de esta malvada

 

de esta malvada gente, que contino

nos cerca a la redonda

y crece porque tu saber divino

y tu grandeza honda

les da pasar en gozos y convites

y así se lo permites