Historia “Real” y “Rimada”
*
Caso concluido
Yo hablaba de manera precisa
para resolver el conflicto
y Oswaldo muerto de la risa
se revolcaba en el piso;
eso hizo preciso
que le pidiera explicación
porque había confusión
al ver su actitud,
mostrando buena educación.
Ya calmado respiró mejor
y comenzó de nuevo la risa
diciéndome: Jefe, que poquita
es la memoria suya
que las deudas se le fugan,
pues ya olvidó de su mente
que los dos tenemos pendiente
el préstamo aquel
que le hice a usted
de forma prudente
por un inconveniente
que tuvo una vez…
y allí entonces recordé
con vergüenza lo ocurrido,
le pedí perdón por el olvido
y nos reímos como compañeros;
le pagué de una vez su dinero
y dimos el caso por concluido…
Así fue mis amigos
que esta anecdótica experiencia
me enseñó la sapiencia
de un subordinado
que de modo educado
y con gran valor
le cobró al supervisor
sin ser liquidado.
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