Bajo aquel puente de cristal
arrojarán mis cenizas,
con la luz del sol que me alumbre
y las gotas de rocío que se esfumen.
Hoy toco ese espacio y siento frío,
se me llenan de hastíos los tiempos míos.
Atrapo el sabor aliciente de las magnolias
que cubrirán de blanco mis residuos
No hay tiempo, hay eternidades,
no hay lápidas sólo habrá un reclamo,
una esperanza puesta en el futuro
como alzando los astros del firmamento,
como si la nada hubiera escogido ese momento
con su nulidad absoluta puesta en la tierra;
justamente allí los testamentos se completan
se yerguen de cabriolas y centollas danzarinas
a orillas del arroyo aquel de las ventiscas,
debajo de aquel puente de cristal encaramado…
¿Habré de verme allí como esparcido
entre el sereno altar de las distancias
cubierto de sonidos enlutados, sigilosos?
mutismos absolutos y nulidades me acompañan
y yo no veré el día en que amanezca
lo sentiré como una brisa que sopla ufana.
CARLOS A. BADARACCO
19/7/12
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