Cuando salgo a pasear por las calles de mi ciudad
veo a muchos pobres que piden un poco de caridad,
se me encoge el corazón de la pena que me dan ,
le doy a casi todos algo, para un pedazo de pan y
una botellita de agua, es todo lo que puedo dar y
cuando me dan las gracias, siento una gran felici-
dad. Hay gentes que dicen que piden para vicios,
a mí lo que digan me da igual. Yo les doy de co-
razón porque sé que Dios me lo agradecerá.