Diaz Valero Alejandro José

Fotografiando

Entré a la sala, había muebles, mesas, revistas, cuadros, luces y  cámaras. Sólo faltaba la acción; y yo no era el más apropiado para iniciarla; así que me tumbé en el sofá y me quedé dormido profundamente, tan profundo dormí, que hasta soñé.

 

Estaba soñando que yo era fotógrafo, y la modelo de mi imaginación al verme la cámara salió espantada, despeinada y sin maquillaje; entonces me desperté… Y la cámara seguía disparando.

 

Chispas de luces artificiales

coquetean con el diafragma

y captan imágenes faciales

que van deslumbrando el alma.

 

Un mundo de belleza delineada

donde se debe por fuerza sonreír,

destellos brotan cual miradas

cuando la cámara suena click.

 

Nace un mundo de fantasía

que mezcla sueño con realidades

dando vida a las fotografías,

vidas efímeras y virtuales.

 

El camarógrafo enfoca,

la modelo sonríe y mira,

la sonrisa comienza en la boca;

y la belleza se eleva y se sublima.

 

Si de pronto la modelo no sonríe

la cámara capta el mágico momento,

y hace que ella su mirada desvíe

llenando de sonrisas el pensamiento.

 

La cámara recoge los contornos

de bellezas sutiles y emblemáticas,

mientras se van encegueciendo los ojos

en interminables poses fotográficas.


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