Te sigo pensando,
no te puedo olvidar,
y de mi alma
no te quiero borrar.
Es algo tan duro,
ya que no puedo quererte,
pero mi vida flaquea
y ya no quiero verte.
Pues te veo tan contenta,
tan lejos... tan lejos de mí,
que me da tanto miedo,
mucho miedo estar cerca de ti.
Pero tu felicidad es la mía
más no puedo evitar
sentir este dolor en mi pecho,
este dolor que me hace llorar.
¡Que me quema! ¡Que me mata!
que me hace de a poco morir,
y aunque comparto tu dicha,
no puedo dejar de sufrir.
Y estoy contigo mi vida,
a cada preciso momento,
y aunque tú jamás me veas,
te sigo a cada movimiento.
Y estoy sin ti en la vida,
ya que junto a mi no estás,
pero cada vez que leas un poema,
a este trovador recordaras.
Es así alma mía,
que estoy contigo y sin ti,
pero este sueño de amor,
es el más intenso que sentí.
Y no me importa ya
si ahora estoy llorando,
pues cada lágrima me recuerda,
que aún... aún ahora te sigo amando.
Pues no fuiste como otras,
tú supiste verme con ternura,
ignoraste mis millones de defectos,
y creo que hasta amaste mi locura.
Supiste ver mi alma,
que nadie había valorado,
lograste ver en mí un lado,
que nadie más había encontrado.
Te interesó ver más allá,
de la áspera corteza,
viste que en mi había riqueza,
de la que hay más allá de la pobreza.
Por eso... ¡Gracias!
lo supiste valorar,
pero compréndeme ahora,
que te tengo que dejar.
Más si algún día te hace falta,
recuerda que seguiré amándote,
aquí estarán mis brazos,
abiertos por siempre esperándote.