Te es muy fácil mentir que me amas
cuando el amor nadie lo obliga,
despertando con otro en su cama
permanente y muy entregada.
En la línea tu voz entrecortada
con palabras de una enamorada,
pero no dura más que unos minutos
y te devuelves a dormir en su almohada.
¿Por qué?
Si mucho antes fuiste mía:
en tus risas, tus llantos y tus enojos.
Lo que ahora te aferras es una cobardía,
creando mas distancia
de entre este
que por tenerte moría.
Comprendo que te fuiste condenada
sin intentar evitar de hacerlo,
de otras opciones no quisiste tomar
y me hiciste un vacío muy inmenso, muy intenso…
que cuando te respiro, en mi alma
tan solo siento que me asfixio,
de entender que tal vez nunca;
te importe un poco
y ahora menos.
Te sufro en mis noches vacías
absolutas tan solo de silencio,
de fantasmas que se burlan
de mi miedo de perderte;
cuando ni de ti he sido un poco
ni de mi has sido algo.
Fuimos cosas,
simplemente cosas.
El amor de cristal es un frasco:
capaz de llenarse de ilusiones
y quebrarse de vacío por las decepciones.
Preguntaste si a otra amaba,
enfadada, confundida llorabas;
más… mi amor completo te entregaba.
Con desesperación y ansias te quería,
y mis ojos tus caricias dormían,
en ese entonces eras mi orgullo...
¡Ahora no soy de nadie,
tampoco tuyo!
Hay mucha injusticia al amarte
por la distancia de nuestros caminos,
con quien estas, tampoco es justo;
cuando ni tus años lo permiten...
ni la ley de este mundo.
Al final es tu decisión
que formo de este viaje su rumbo,
no me hables porque más me confundo,
ni prometas un te amo;
cuando aun tomas del otro su mano.
Por jugar de ese juego maldito
de correr donde quieres y con quien fuere
Y creer escapar de un sitio,
sin pensar que mi alma tiembla
por tus actos que no evitas,
silenciada y más esclavizada de tus ganas
que ni uno, ni otro; nunca apagan.
No te quedes encendida en mi obscuridad
como una chispa confundida de luz,
con tus años no te pude alcanzar...
¡Aunque tampoco por mi luchaste!
y mis fuerzas por aun amarte
en segundos la debilitaste.
Ahora estas en un lugar...
donde no te alcanza mi mirar,
irreconocible de direcciones;
conformada de lo que nunca amas
y tratando aun, de tener más.
¡Esta herida como duele
y con lo cruel que eres
jamás me tendrás!
No puedo matar el amor
que en ti nunca nació,
tampoco soportar el dolor
de arrancarme el corazón;
si un día me lees
hazme un favor:
No sueñes conmigo en su cama.
No te perdono
porque no soy un Dios.
Ni te condeno,
porque al amarte
culpable fui yo.