Un rayo de sol invernal
se asomó tras el cristal del alma
de mis tardes vestidas de mar
deshojando el frío en mis mañanas.
Quiero verte sonreír
sobre el temblor de mis labios,
quiero quererte siempre así
con la paz de un cielo estrellado.
Amo ese dulce amanecer
que enciendes muy dentro de mi,
las tristezas que ayer contemplé
en mis versos hoy empiezan a morir.
Me sabes a un sueño prohibido
que rueda por mi tierna desnudez,
llena de besos aún dormidos
ansiosos por nacer en tu piel.
Quiero que una caricia tuya,
una de esas que me hacen mujer,
me acerque despacito esa boca
para calmar en su fuego mi sed.
Y en un río de miradas
quiero sentirte empapando mi ser,
quiero nombrarte con mis manos calladas,
con el amor que en mí ya quiere arder.
Me verás vestirme de luna llena
para recibirte otra vez en mis sueños,
llévame a tu sonrisa de acuarela
y hazme tu niña abrazada a tu pecho.
Quiero descubrirte la belleza
que suspira bajando por tu espalda,
y verte naufragar en mis caderas
con ese deseo... ¡que me enamora y me desarma!
Tócame con tu nombre el corazón
y arráncale un verso a mi voz de otoño,
llévame a las orillas de una noche de pasión
para dejarme amar por la paz de tus ojos.
Llévame contigo hasta el fin de los días,
aquí me lates... ¡estás viviendo en mi!
respírame con el aire de tus sueños, vida,
y déjame ser, mi amor... una parte de ti.
Quiero dejarme amar...
ser feliz...
y en ti... en tu sonrisa...
descansar al fin.
Ceci Ailín