ivan semilla

Atardecer de domingo

Sabés que los domingos 

tipo cinco

comienza a parpadear la luz de fondo

y siento un ruido raro

ruido y pico

acá en las paredes del estómago.


Sabés que me sucede

y hace un tiempo

las noches se presentan como lanzas

cuchillos agoreros en los ojos

y lágrimas que brotan por la panza.


Me duele estar ahí

como el abuelo

pintado como al óleo

duro y solo

y con el marco tan desvencijado

desde que se murió todo en el bobo.


Le dicen el bajón de los domingos

un tiro de rastrón a los rincones

recuerdos que tal vez por bien paridos

parecen revivir todos los goles.