Llueven los diamantes sobre mi cabeza,
en el techo de mis ojos
se oyen sonar los caracoles del cielo.
Pareciera que la virgen del valle
sacudiera su cabellera crespo
y es porque estoy mirando tus senos...
En este día como ningún otro
se perfilan las orugas entre mis ideas,
no siento el dolor de Andrómeda pariendo
ni la ninfa espumando las nubes cuando canta,
sólo percibo una olorosa cabellera
color castaña entre mis dedos...
Pero es así la lluvia,
mata la locura
y hace estremecer la libido
de cualquier solitario
cuando piensa en su amada.
De Romy