\"En mi vida hay episodios tristes o bellos,/ cielo e infierno se parecen tanto hoy,/ que al morir y estar en uno de ellos,/ quizá ni sepa dónde estoy\".
En mi vida hay gente muy culta,
hay quien siéndolo me insulta
y manda su cultura al mismo infierno...
Hay gente que mi nombre se empeña en maldecirlo
y luego resulta que ni siquiera saben escribirlo
en algún polvoriento y viejo cuaderno.
En mi vida hay gente que escupe para arriba
y cuando le cae su propia saliva
la torpeza no les permite ni limpiarse.
Critican el mal arte de los demás a cada rato,
pero si les toca hacerse un autorretrato
ni siquiera saben cómo empezar a dibujarse.
En mi vida hay gente que se siente elegida,
porque la situación para ellos nunca va en subida
y para bajar, todos los santos ayudan...
Aseguran con clara y perceptible voz
que ellos sí creen en Dios
pero a la primera caída que sufren, dudan.
Hay en mi vida personas que no perdonan,
que el trono que creen merecer no abandonan
ni siquiera para tener dos minutos de humildad.
Que pueden gritar y maldecir muchas veces
si acaso afecta en algo sus intereses
alguna parte de lo que es tu verdad.
En mi vida hay gente que tiene sueños,
pero llegan a creerse hasta los dueños
de tu legítimo derecho de soñar.
Gente que no atiende un ruego...
Que se salen antes de tiempo de un juego
para que no se note que no sabían cómo ganar.
Hay gente que una lágrima no respeta,
que más que tu hambre les importa su dieta
y que no esperan carnaval para tener un disfraz.
Hay quien dándose golpes de pecho se dice humano
y con un arma cargada en la mano
se atreve a hablar de la paz.
Hay gente que sólo va a lo suyo,
a quienes les interesa más su orgullo
que lo que debería ser realmente importante.
Gente que ni a sí misma se soporta,
que para lograr sus planes no les importa
llevarse a quien sea por delante.
En mi vida hay gente que sólo ve lo que hago,
si yo debo, si yo pago...
pero las deudas de ellos ¿quién sabe si las pagan?
Su boca no conoce los cerrojos
para pedir que todos cerremos los ojos
y no les critiquemos lo que hagan.
Hay gente en mi vida que reza y dice “amén”
y que juran arrepentirse también
si tienen una hostia en la boca...
Pero al salir de la iglesia es fácil ver
cómo vuelven a tener
el corazón duro como roca.
Hay gente que llena su mundo
de un olor a estupidez nauseabundo
que sinceramente detesto.
Gente que tal vez crea que estoy loco
y que al fin y al cabo les importará muy poco
si yo escribí esto.