Que ninguna se atreva
a tomarte del brazo,
a rozarte la piel,
a seguirte los pasos,
que ninguna se atreva
a pensar qué se siente
tu pelo tocando
su cuerpo caliente.
Ah! que nunca lo intenten,
que nunca se atrevan
que aquí se encienden
los ojos de fiera,
las garras de fuego
y que eso no asombre,
leona es recelo
cuidando a su hombre.
Que ninguna se atreva
siquiera imagine
besarte los labios,
tu espalda de mimbre,
que ninguna se atreva
a pensar que puede
o se atenga al castigo
de mi lengua que muerde.
Ah! que nunca lo intenten,
ninguna se atreva
a desafiarme sin armas
por creerme buena,
no osen pensarte
en más que un amigo,
que a sangre y colmillo
las verán conmigo.