A veces me cuesta creer en tanta armonía.
Una familia de fábula.
Todo resuelto con meses de anticipación.
El confort del país de las maravillas
donde todo anda bien,
con la eficacia mínima exigida.
Todo bien “nice”.
El sol, la playa, la yerba recién cortada
y el libro sobre la mesita renacentista
que a juzgar por el record de ventas
ya es un “best-seller”…
Pero claro, hablo de ti,
ajeno a este universo humilde
al que muy pocas veces bajaste
y si lo hiciste
formabas parte de un “tour” de paseo con tus amigos
para experimentar un poco del barrio,
y ver gentes distintas en el mercado público,
porque nunca ibas a comprar tu propia comida,
ni a ganarte tu “mendrugo”.
Papá Noel nunca te falló a una cita.
Tu no lo ves, nosotros sí
no es fácil para nuestras calles.
Pequeñas alegrías y grandes amores.
Poco a poco entendí porqué disparaban en el barrio,
porqué corría la gente a todas partes
y lloré una y otra vez por nuestros odios;
y vi como una jauría suelta de acreditados asesinos
promovía una larga profanación de nuestros miedos
Tal vez tu..., pero yo no...,
porque no se puede vivir el resto de la vida
con una tranquilidad de conciencia
respirando el humo de la injusticia
que te hace cosquillas en los pulmones
hasta que pidas paz
y no te sea concedida…