Un viento fuerte corre y se ven
las aguas turbulentas elevarse,
correr alocadas en el ancho río,
igual que el hombre
cuando no tiene paz,
cuando su mente está cerrada
y su intelecto acorralado
como un león enjaulado.
Siempre encerrado en sí mismo el hombre
muere de a poco,
cae bajo su misma trampa
la indomable indignidad.
CARLOS A. BADARACCO
24/7/12
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