Gloria Rivas

EvocaciĆ³n

Las fiestas de mi parroquia,

en mi lejano pasado

fueron sencillas, humanas

y de sana algarabía.

El sonar de las campanas

De la iglesia más cercana

Los  fuegos artificiales

Que en el aire retumbaban

A todos  nos despertaban.

Obligándonos  a dejar

nuestras  tibiecitas camas.

Muy  poco nos importaba

Queríamos  salir al encuentro

De la patrona que ufana

Celebraba su gran día.

Fueron  tiempos muy tranquilos.

La vida era muy  segura,

poco criminal había

Que saliera a la intemperie

a disparar sus pistolas

A tirar balas perdidas,

que dieran en la humanidad

De una inocente persona,

Entonces el hombre de bien

Podía  disfrutar en paz

De las Fiestas de mi barrio

Llevando con él a sus niños

A la abuela y a la esposa

Y al resto de la familia.

Todos salíamos  gozosos

La diversión esperaba

Después que la misa oíamos

los juegos tradicionales

el trompo, la perinola

En los festejos de otrora

el licor no se expendía

con la libertad de ahora

en las calles de mi barrio

Y la droga no existía

Solo   ventas de empanadas

De arepas y de mandocas

Y de muchas chucherías

Y de maní en cucurucho

De dulces abrillantados

Sabroso  algodón de azúcar

Café y agua de panela.

Los paisanos satisfechos  

Salían en romería

A reverenciar la Dama

Que augusta los bendecía

Mientras músicos  de antaño

Dedicaban a la virgen

Su concierto de alegría

Cuando ilustres parroquianos

En andas la conducían por las calles

de mi barrio adornadas  primorosas

con banderolas y  flores

y luces multicolores

En  esas fiestas patronales

Los vecinos compartían

Alegres y muy tranquilos

Poco forastero iba

Porque ni idea tenía

De que el evento existía

No estaba “internacionalizado”

Los medios no lo difundían

Tardes de toros no había

Templetes, ni bulevares,

Ni reinas, ni caravanas,

Ni tarimas con orquestas

Eran fiestas campechanas

Y de sano esparcimiento

Y de la gente viviendo

En feliz despreocupación.