Un hombre es como el mar,
cambia por circunstancias;
la faz y sus estados,
adeuda eternos duales.
***
(I)
El negro roto
de grises nubes
tapiza el cielo,
quebrando azules,
dándole pausa
para que mude;
amplio horizonte,
sus claros tules.
Llena océanos,
suda virtudes
el fértil llanto,
desde sus ubres,
húmedas lágrimas,
flores de nubes,
que son semilla,
adonde cubren,
tejiendo vida,
mientras nos nutren.
(II)
El sol se apaga,
pide clemencia,
ruda es la faz,
de la tormenta.
Agua salvaje,
rugiendo acerca,
el rizo blanco,
filos de seda,
la enorme ola,
cual filtra arena,
siendo ya espuma,
por calma presa.
Bebió su estruendo,
sedienta arena,
cuya garganta
sorbe mareas,
gritos, chasquidos,
que burbujean
tras recios golpes,
pura violencia,
de un mar feroz,
cual se subleva,
al fiel sosiego
de paz extrema,
que su bravura,
ata, amedrenta.
Mar agitado,
rebelde retas,
a la tranquila,
agua serena,
blandos tus puños,
rompen durezas.
(III)
Intensa lluvia,
palpa las rocas,
rellena huecos,
su agua le embota
a los cangrejos,
lugar se alojan.
Remoja el musgo,
sacia su boca
a mi piel habla
cuando la toca
frota y susurra
cuentos e historias,
fresca reinventa
con sus esporas
y hasta al mañana,
le ajusta hora,
precisa, exacta,
no la ilusoria.
(IV)
Mi mente sueña,
ambos pies vagan,
por altas cimas,
que desgranadas,
hoy juguetean
con cintas de algas,
Hunden su peso
descalzos andan,
buscan reposo,
despiertos casan,
moviendo dedos;
en mar montaña.
Mis pies recorren
plazas alzadas,
extensas cimas,
y sierras altas,
ya muy desechas
en la ocre playa.
Pisan las dunas
cuales abastan
sumo prodigio
por curso de agua,
la inmensa piedra,
tras noche y alba
aquí en la costa;
deshilachada.
Mi pensar prende,
sutil nostalgia,
que como musa
inspira al habla.
(V)
Mi vista indaga
la oculta fuerza,
que sabio esconde
tras su apariencia;
el frágil agua
en sus maneras.
Los diques saben,
sufren con ella,
son embestidos,
quejosos tiemblan,
aun corpulentos,
cuando los veja.
Conocen bien
fluida potencia
músculos firmes,
su hábil destreza,
que persistente,
gasta la piedra,
derrota muros,
traspasa cercas,
corteja, suave,
tosco, cercena.
(VI)
Arriadas velas
en el velero
que navegaba
en paz, ligero,
sobre salados,
gustos alternos;
plácido mar,
o mar guerrero,
tranquilo a veces,
otras violento.
El navegante
le pide al cielo,
niéguese a rayos,
arrecie el viento,
benevolente,
pause los truenos,
y en su corral,
ponga de nuevo,
el alborozo,
de su humor negro,
la furia, el ansia,
cualquier anhelo,
que dé delirio,
también degüello,
y ofrezca el mar;
dócil destello.
Contempla el faro
zozobra lleno,
preso del agua,
todo él, completo.
Pide retorno,
clama al farero,
para ilumine
el surcar ciego,
su hogar espera,
le aguarda puerto.
***
Irracional y racional, el mar,
como, así, mismamente;
el actuar y el pensar,
en tantas ocasiones, de los hombres.
Lógica y visceral naturaleza,
posesa de la cábala intuitiva,
cual alcanza tocando
futuras descriptivas.
Todo mar se asemeja,
dispone de razones suficientes,
para hoy ser bravío
y mañana; servil y complaciente.
318-omu G.S. (Bcn-2012)