Hoy navegué
en las arenas de mi pasado.
Releer cada poema
fue recuperar
en un momento
y lugar determinado
mi corazón.
El sabor,
el aroma,
el color y la figura
volvieron a emerger
del collage atesorado
en miles de fotografías.
El mar
quiso devolver
sus tesoros.
El corazón,
las estampas
que nunca se apolillan.
El tiempo,
las letras atrapadas
en segundos
y minutos
que regresan
al presente
en forma
incorpórea,
pero trascendente
y emotiva.
Juntos,
reconstruyeron fugazmente
mi biografía.
Y mi corazón
regresó de navegar
tras releer cada poema
con otros ojos…
y otras constelaciones.