Hurgando en esos recuerdos hermosos,
-encontré a ese niño eterno que llevo dentro-
que de plácidos días esta lleno,
el amor de mis padres y hermanos,
la cantidad de amigos, grandes y pequeños,
las peleas, disputas y aquí no ha pasado nada,
la calidez de los vecinos entrañables,
las muchachas retozaban en las calles y las esquinas,
risas bajas y susurros en los oídos,
se encendían los colores en mis mejillas,
cuando había una que me zafaba la chaveta,
-que tiempos de niño-
que hermosa calle llena de paz y sin violencia,
imaginen amigos,
la leche fresca en cántaro y el pan recién hecho
en la puerta de la casa a las cinco y media de la mañana,
recostados en una puerta de madera,
que a veces quedaba abierta
y así amanecía,
las misas de aguinaldos
-fiesta típica religiosa del mes de diciembre de la fe católica-
a disfrutar el amanecer desde las cinco de la mañana
hasta como las siete y media, libres…
para patinar y alguna picardía a las niñas y al cura,
dentro de la iglesia, hasta llegábamos a lanzarles
explosivos artificiales, para hacer mucho ruido
-intensas risas y algarabía-
que días de niños tuve,
aún los respiro, los domingos de cine en blanco y negro,
todas películas mexicanas, o eran de vaqueros,
o de lucha con máscaras, a las románticas y
de otras cosas, los padres no nos llevaban ni de casualidad,
nos las ingeniábamos, para escapar, y de alguna manera
ver aunque fuera un pedacito y si lo lograbas,
eras todo un hombrecito,
y si hablo de la escuela, ya no hay espacio
para tantas letras, que intensos días pasé,
días de ríos, de parranda, de algarabías, de pelotas, de sol,
de llano, de sabana, de montañas, de mar intenso y de una alegría
que aún todavía la llevo pegada en el alma,
-este niño mio, se me escapa-
-por favor-
/ ruego a quien lo encuentre, me lo devuelva, lo sabré agradecer /
== qué me hago yo, sin el ==
/ ojala todo los niños del mundo tuvieran hoy, lo que yo tuve /
/ es lo que mas deseo con toda mi alma /
____________________________________________________________________© Reservados todos los derechos Autor: Carlos Dos Santos DanielVenezuela