Te miro teñida sobre el lecho
transparente a mis ojos y a mi boca
me acerco sigiloso y, se revoca
el almíbar sediento de tu pecho.
El café sensual ahí en tus ojos
que me guiñe y me llama,
así al besarte: del pudor quedan despojos
y tu labio en mi labio se derrama…
Dejo que mi pómulo roce nada más
el dormido pezón sólo un instante,
y al impacto brutal y delirante
un gemido voló… lento y fugaz.
Tu mano cautelosa mi sexo buscó
y yo babeaba por encontrar el tuyo;
el tumulto de esa noche fue un barullo
incontrolable quizá, que no deduzco.
Pero tu boca por mi boca respiraba
y tu cuerpo en mi cuerpo se durmió,
(sé muy bien que no te amaba)
Fue deseo nada más… quien nos unió.
Volverás con los tuyos. Yo lo entiendo.
Pues yo, retornaré a ser el mismo
un poeta que escribe su realismo
con cenizas del ayer que están ardiendo.