Tengo una sonrisa escondida,
como tesoro, no se la muestro a nadie,
es como una pequeña florecilla candida
que entre las páginas de un diario yace...
Aquí la tengo, ¡Mirala!,
mi alegría ha nacido de repente,
cuando he llevado hacia atrás la mente
me encontré con un mosaico de esos días.
Pero soy celoso, por eso lejanamente
y entre labios, degusto la sonrisa lentamente
para que nadie me arrebate lo que tengo
al preguntarme qué cosas pasan por mi mente.
Miguel Eduarte