Atiborrada el alma, de tanto sentir,
se pierde dentro de los calabozos
efímeros de una batalla diaria,
destellantes latidos sobrecogedores
atenazan la garganta de desvalidos animales,
sordos e intensos ruidos se ven pasar,
entre el ocaso y el amanecer,
una luna llena de brumas perecederas
medio ilumina un camino lleno de espinas,
verdades flagrantes que vuelan sin alas concebidas,
razones de la vida que no alcanzan para
entender tantas desigualdades,
una riqueza no ganada de pan y vino,
una siembra otrora desdeñada por
por un caminante eterno de mentiras,
un lienzo extendido sobre la tierra
deja entrever seres blasfemos,
que llenan de polvo ennegrecido
cada huella que se deja en el camino,
si se habla de verdades o mentiras,
ese que ves allí se acobarda y se lava las manos,
no les toquen ni con un suspiro,
de sus bienes han hecho banderas sus vidas,
tierra que llora lágrimas purpúreas,
seca ha quedado de tanta ignominia,
trazos delebles han dejado sentir
los que han confiscado las riquezas
de este pobre planeta –hoy-
angustia percibida por el vecino del calabozo contiguo,
poco a poco a entendido,
que la única verdad es que todo está
muy mal repartido…
como los colores, los verbos de la vida,
y el pasamanos del que lleva la carga,
incluyendo cada letra que aquí se escribe
si más bien parece un
Alma llena de irrealidades,
el que sienta que eso pasa,
puede ir preparando sus maletas…
haga un viaje largo,
vea y escuche con mucho cuidado
y sabrá de lo que aquí se habla.