Me aproximo hasta el punto del delito,
los alicientes tomo,
de tu cuerpo exquisito,
cual es, resulta ahora, dádiva sin adornos,
donde cuando penetro, multiplico.
Intuyo, me abalanzo y anticipo,
te reclamo la ofrenda de tus ganas.
Hay sigilo en mis gestos,
nací para ladrón, y es por ello que te tengo.
Clamo por encontrar la fértil perla,
en tu pozo, la concha,
revolviendo la parte conclusiva y humana
hallar una porción de lo divino.
Para colgar delicia a nuestra vida,
y culminar el éxtasis con la clara evidencia,
de que nos perpetuamos sin dudar,
bastante más allá,
de este, aquí, frágil cuerpo,
o la perecedera mortal luminosidad
de nuestra compañía.
Nos prolongamos como elocuentes unísonos,
dando el reflejo exacto, el perfecto retrato,
significando almas gemelas.
318-omu G.S. (Bcn-2012)