Cae lentamente la tarde,
el silencio presente
Indica que almas ausentes,
En sus respectivos quehaceres.
El sonido del viento que aletea contento
Invita a la ventana, tras mirar la resolana
de la tarde que sucumbe lentamente
en la fría oscuridad de la jornada.
Silencio, silencio, aburrido e intenso
Sin pasos, si voz, sólo el sonido del viento.
El rojo anaranjado de la habitación vacía
Yace tendido en todo el halo del que habita
Esta zona fría sin almas sin vida.
Estoy yo, solo yo, alma fría y sombría
En tarde de tedio, sin compañía.
El recuerdo invade cada espacio vacío,
Sin pensar, sin sentido, cae la tarde
De un invierno aburrido.