Contigo, en la furia de mis deseos
solo me dabas el cauce de tu desvío;
y la obscuridad más profunda
no saciaba con mi sombra su abismo.
Cuando te plantaste en mis manos
heridas de defenderte,
te amé a ti
y hui de la muerte.
Ahora te busco en el reflejo del agua,
y te dibujo entre este aire que me robo tu eco,
y me siento a esperarte
en la orilla de los espejos.
Contemplo imágenes que desvanecen tan pronto,
con tenue destello decadente y sin fondo.
Los días son ríos
simples y corrientes.
Y la angustia me sopla en el pecho
invadiendo la memoria.
Simulacro de amor figurado.
Ya no creo en que piensas si estoy vivo o muerto,
la dicha de un olvido te habrá esfumado el recuerdo.
Cuando te arrancaste de mis manos
quedando desiertas e inertes…
hui de ti
y ame a la muerte.