Cuando quieras olvidarme, yo te quiero recordar,
Que el olvido es muy largo y tarda mucho en llegar;
Porque camina despacio por senderos del recuerdo,
Y repite en su silencio, los te amo y los te quiero.
Es que el amor es tan corto, que no se alcanza en la vida,
Demostrarlo con firmeza, con razón y sin medidas;
Por eso existen los celos que exacerban la emoción,
Cuando a uno de los dos se le irrita el corazón.
Puede el corazón creer, que tiene muchas razones,
Que ésta, la misma razón, quizás no pueda entender;
Y así se marcan las vidas que se unieron en amor,
Y alguien se abraza entonces, a una separación.
Tú y yo somos esos dos, a quien mi pensamiento llega,
Dos seres en esta tierra, que tomaran un camino,
Uno irá por el de gloria y otro irá sin un destino,
Sin la esperanza de vernos, por aquel el cual vinimos.
Tal vez tú logres el tuyo, con muchas flores y aromas,
Y el mio quizás sea uno de espinas y pestilencias;
Pero que tome conciencia, el que de los dos falló,
Y llamemos a cateo, la necedad que triunfó.
Mañana se quedará el tiempo que ha transcurrido,
Muy sólo, solo en su tiempo, sin nosotros en su nido;
Y en tu cuerpo llevarás, el calor de mis dos manos,
Cuando en los momentos buenos, tanto que nos amamos.
Ve con Dios, adonde vayas, y sea su bendición,
La que te de un abrigo, para un futuro mejor;
Pero cuando quieras olvidarme, yo te quiero recordar;
Que el olvido es muy largo y tarda mucho en llegar.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita