Fue frágil y discreto,
aquel exiguo y
exquisito momento,
en que sus perfumes
hipnotizaron mi cansada piel.
Fue tan corto
y ardiente el instante
en que el clavel de su hermoso rostro
se posó en mi atónito vergel.
Fue amor de un instante,
de esos que llegan como el viento
y se alejan sin manifestar,
si algún día nos volveremos a ver.
Este amor que floreció en mi pecho,
fue tan fugaz como una centella,
pero se quedó grabado en mis recuerdos
y hoy vive incrustada en mis evocaciones
y ella sin estar al corriente
de que ese amor de una efímera tarde,
me dejó encendidas las venas,
sin que ella se diera cuenta,
de como volaban mis encendidos sueños,
por hacerla mi amada mujer.
Quien me iba a decir
que al vergel de mis amores
iba a llegar tan bello ensueño
y que de mi enamorado
pecho su bella flor,
no se pudo prender.
Se cuando dura una rosa,
una tarde, una noche,
un triste atardecer,
pero no se cuando se puede cancelar,
un amor que no fue.