Ese llanto que brota de tus ojos,
con mensajes en los cuales yo no creo;
Pues son lágrimas ficticias y engañosas,
Como el eco de tus ojos embusteros.
Tú podrás fingir frente a otros,
que no saben que tu llanto no es sincero;
Y te apoyas demostrando sentimientos,
que es más seco que la tierra del desierto.
De mi parte nunca guardo secretos,
Y no puedo aparentar que he sido un santo;
Pero tú entre lágrimas muy secas,
Deja mucho que explicar al Dios del cielo.
Y hoy la risa no se asoma en mis labios,
Porque lástima me causa tu desvelo;
Pues quizás queriéndome hacer daño,
Eres tú que enfermas tu pensamiento.
Si te vas de mi vida como dices,
Sólo espera que te diga un hasta luego;
Porque adiós de mi alma no me sale,
Y así fuera con mi boca yo no puedo.
Guarda tú esas lágrimas tan secas,
Que en mi pecho un corazón está muriendo;
Pero guarda por favor tu llanto en vano;
Por si acaso al volver ya no te espero.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita