las tempestades que conmueven
mi ser producen a veces un viento
tal dentro de la cabeza que me da por
creer en un posible elevarse aún
siendo humano a sabiendas
Sopla el íntimo vendaval
rompiendo hábitos autos viviendas muros
no importa si en horas de trabajo
o viajando en tren símil ganado
a veces durante cenas de feliz cumpleaños,
para traerme noticias de lejanos mundos
años-luz de este no saber. Y sueños exagerados
aunque todavía pueda articular los buenos días
Por estos ciclones
de cuño propio no siento rechazo ni añoranza
es verdad que en ocasiones resultan molestos
pero cómo negar la dicha de ser ingrávido y
abolir toda semejanza con aquel peón obediente
que encarno cada mañana hasta el viernes