Ya el lejano tiempo de cuentos de hadas
quedó como una ventana de la muerte
la voz de una anciana amada palidece
el pequeño gato negro se deshace en la espesura
los pájaros del pasado dejan el mar
mis huellas se confunden en tu aliento
mi mano no deja de escribir lo que no te duele
mi confusa razón busca el orden habitual de las cosas
una prolongación de mí me alienta en la felicidad
pero ¿dónde encontrar tu cuerpo?
aquel que vi muerto en mi cárcel
ese por el que equívocamente amé
establezco las constelaciones de sueños
como un vaso nocturno que dejo huellas en la cicatriz profunda
de mi alma, de tu alma.
aunque la parca misteriosa se confunda con la vida
el aliento de tu boca lo llevaré guardado en el pasado
y gravitará en un futuro
tú hombre de mil lugares distintos
seas el príncipe Azul que soñé en mi ignorante juventud del mal
dañina es la melancolía,
dañinos son tus besos,
anodina mi nostalgia
y a horcajadas me debato entre la cama y el sueño
en mi tálamo
desde el que he salido para derribar
en cuerpo y alma
el maldito deseo que me convierte en mujer
cada cuerpo exige tu nombre, tus caricias y tu ser
no te vayas de mi mente
si vete mejor que tarde o temprano será tarde
para amarnos en la idolatría
aquel ángel negro que un día fue paz
y ahora se convirtió en el manto sagrado de tus caricias
equívocamente te confundo con Dios
te llevo en mi sombra devastada
por la usina confusa de mis días
como un lugar donde sólo habita el recuerdo
y donde espero que tu mente
prolongación de lo que escucho, siento y escribo
En el lejano había una vez
Que tus promesas deshicieron en un nunca jamás.