mario mena mena

Lázaro

 

Detengo mi paso, en seco

me agacho y salto

extiendo mis brazos y mis pies

y bailo al ritmo de la música del  silencio en medio del universo

Decido definirle un rumbo a mis palabras y a mis huellas

hasta aquí ya no más andar por las veredas

no más ser un péndulo que se mueve al sí y al no

ya no le prendo ni una vela más a la tristeza

ni le escribo versos al pesimismo

Recojo lo que he dejado suelto a mis espaldas

tomo lo que puede ser de provecho

y entierro mis fantasmas y mis miedos

No me darán más órdenes los muertos

Alguien gritó mi nombre y me dijo “sal fuera”

y yo nada más le obedezco

Se me ha hecho muy largo el tiempo este de estar muerto

ya me cansé de tanta oscuridad,

de estas vendas y este hedor

no me importa explicarme nada, ni entender lo que ha pasado

sólo se que alguien gritó mi nombre y me dijo “sal fuera”

y ¡cómo sea!, con este pobre intelecto

con estos añicos de sentimientos

con este olor a fallecido

yo nada más le obedezco

Dejo atrás las sombras y el frío de la caverna

y declaro que las palabras no me gobiernan

que ellas me pertenecen

y sólo llevan en sus lomos de caballo

el mensaje de mi alma

Que soy siervo del que me llamó con "todas sus fuerzas"

desde afuera de esta tumba

y ha dicho a la gente “desatadle y dejadle ir”

Ya a esta altura de mi vida puedo decir sin ofensas

que no existen gnomos ni hadas

ni es persona la poesía, que me enseñe o que me salve

sólo el conflicto de los siglos

para los hombres y mujeres en todos los lugares y tiempos

que se resuelve renunciando a sí mismo y considerarse muerto

tomar su cruz con cariño y seguir al Unico Maestro.

De aquí en adelante tomo partido con la esperanza

con la acción, lo positivo y el esfuerzo

no comercio mi paz por “todos los reinos del mundo”

ni existe vicio o placer que pague un segundo el espanto

de dejar de ser Su hijo

Proclamo que canto a la vida, a mi Señor y a su Reino

que la belleza, el arte, la ciencia y el trabajo son un rezo

que no hay mal que valga la pena aunque se disfrace de bueno

No decido este camino por interés o por miedo

pues aunque no hubiera cielo como dice el soneto

igual lo mismo le quiero

yo le sigo porque no tengo sentido sin El

no me explico quién soy, para dónde voy, ni de dónde vengo

yo en El hallo todas las respuestas

me encuentro a mí mismo, me siento completo.

Antes de El o sin El definitivamente me pierdo

De aquí en adelante me apunto con la esperanza

con la acción, lo positivo y el esfuerzo

El gritó mi nombre y me dijo “sal fuera”

y yo nada más le obedezco.