al encontrar tu recuerdo bañado
de esa nostalgia que tanto caracteriza
las hojas grises de los arboles otoñales,
no pude evitar sentirte.
Eran mis intuiciones acusando
la falsa doctrina del amor,
que moria profesando la fe a tu corazón.
fueron dardos,
lanzas de cien fuegos negros,
puntillas de acero curvo,
hoces afiladas que araron
mi corazón de raices muy enterradas.
fue tu recuerdo un barbaro encuentro,
un claro en la eterna tormenta,
la chispa de una fogata.
fue tambien ojo de huracán,
las dos mitades de un arbol
roto por un rayo.
y tan esbelto, bañado
de la nostalgia que te caracterizaba,
no llego y se quedo,
desperto y esta aqui
y no se querrá ir...
jamás se querrá ir...
te amo