Los fantasmas de la noche
se entretienen alegres,
jugando en mi cerebro
a inventar historias
de amores dormidos.
A ti mi amor despierto
no duermas en mi cerebro,
duerme siempre a mi lado
con las manos entrelazadas,
soñando el mismo sueño
que se esconde entre versos
y se alimenta de esperanza.
FÉLIX