Me han contado que debajo de las baldosas hay sueños
de luces encantadas, los hay
y renacen cada día iluminando los mosaicos,
arremetiendo con pacíficos colores de júbilo
como si el sol de la primavera las pintara,
las llenara de escamas de platino esmaltadas.
Suenan armonías con cada paso que las pisa
y un suave aroma a oleos se desprende de cada cerámica
Se alertan los centelleos de los ladrillos en las escaleras
aquellos que pretenden ascender hasta el cielo,
rojos ladrillos ahora no tan rojos y colmados de colores
que se niegan a relucir entre los radiantes que se lanzan.
Me niego a creer que la ilusión no existe
está por todos lados, se aviva en cada senda
no hay vida en aquel que no distingue
belleza en el transitar por las veredas,
la visión es también utópica
se extiende hacia las postrimerías con los afectos
CARLOS A. BADARACCO
30/7/12
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