Quédate, amor
Quédate que me quedo sin aire
y el hielo me arropa los huesos
cuando tu piel decide
dejarme sin tu sombra.
Permanece, amor
que la sal de tu vientre se quede
tal como la repite mi mente
cada vez que el olvido se equivoca
y el reloj detiene sus engranes.
Quédate y bésame
tu que eres bálsamo de mis heridas
la lágrima que huye del lamento
tu que eres mi compañía
contra nubes de plomo
que le hacen prólogo a la tormenta.
Permanece a mi lado, mujer
cuando la arena me llegue a la garganta
y no tenga agua que beber
cuando el bastimento de hierbas y granos
no tengan alivio que sanar
Quédate
para que las arañas en mí
no tengan rincones donde tejer.
No te marches
que tu rostro pinte
el ambiente de mi hogar y leña
que tus manos hablen
y que griten tus cabellos
quédate y cubre con tu voz
este saco de huesos
una flor de las ciénagas
quédate y respira
cuando yo ya no pueda respirar.
Blas Roa