La desnudez, es perfecta para el amor,
y el olor a piel
desata la miel
del cuerpo ensimismado en su calor,
trazando en armonía
el manto aquél
de materia viva ardiendo
en compañía.
Vestir de un desnudo riguroso,
son ganas de aprender a amarse.
La desnudez, es precisa para el desamor,
y el olor de ausencia
desata la hiel,
del cuerpo ensimismado en su dolor
desdibujando en persperctiva
el manto aquél
de materia viva gimiendo
en soledad.
Vestir de un desnudo obligatorio,
son ganas de aprender a olvidarse.
La desnudez es necesaria para el reencuentro,
y el olor a esperanza,
desata el carmín
del cuerpo ensimismado en su sangre,
redibujando
el manto aquél
de materia en agonía
muriendo en compañía.
Vestir de un desnudo riguroso
son ganas de aprender a amarse,
de aprender a olvidarse,
de empezar a matarse.