Era un día soleado aquel que te vi
con las manos blancas elevadas al cielo cual palomas
los ojos profundos y oscuros
LÍMPIDOS
La brisa llevaba un canto alegre
en una danza interminable con las briznas de hierba
y las gotas de rocío que habían sobrevivido a aquella mañana
LUMINOSAS
Y el tiempo aletargado, detenido,
sobre el ondular suave de tus pestañas en cada nuevo aleteo
MELANCÓLICO
Pero todo ello ahora está muerto.
Muerto el sol que te bañaba.
Muerto el aire que te envolvía.
Y lo que no estaba muerto simplemente
AGONIZABA
Que formas de morir habitan tu alma:
Venenosas,
Inescrupulosas,
Insidiosas,
Dolorosas.
No es más que una forma de morir mirar tus ojos vacíos
o la nube oscura que ahora te llueve sobre la cabeza.
No es más que una forma de morir tocar tus manos manchadas
de obras amargas y destrozadas.
No es más que una forma de morir respirar tu aire intoxicado
de sueños derruidos y logros estancados.
Igual que los peces de aquel pútrido lago que vimos
cuando aún se podía estar vivo a tu lado.