Señora guacamaya
dígame una cosa
¿Porqué no se calla
no sea escandalosa?
Sus gritos no soporto,
pero sus plumas de colores
me recuerdan de pronto
mi caja de creyones.
Guacamaya, guacamaya
yo sé que usted vuela,
antes de que se vaya
déjeme hacerle un poema.
Alejandro J. Díaz Valero