Asomada en un resquicio
de su ranchito de paja
la viejecita miraba
el panorama yermo
que rodeaba su vivienda
Hace rato no llovía
Las gallinas escarbaban
Buscando en la tierra estéril
Un granito de maíz
Para alimentar sus crías
Hace rato no llovía
Los árboles se morían
Solo de ellos quedaban
palos flacos, hojas muertas
unos desgarbados leños
las frutas habían caído
sus huesos y pieles secas
tendidos en el suelo estaban
los pezones donde pendían
ya no podía amamantarlas
la sed los había menguado
Bajo un inclemente sol
todo se estaba muriendo
Hace rato no llovía
Un límpido cielo azul
Era el manto que cubría
Aquel paisaje infecundo
Hace rato no llovía
en esa muerta campiña
Los ríos se habían secado
La viejecita miraba
Que la vida se le iba
solita y abandonada
donde todo fenecía