Quiera Dios
que mi alma no muera,
está como esfumada,
se aleja de mi existencia;
regresa a veces,
se esconde en mis entrañas...
otras deambula por la vida.
¿Adónde irá?
Es tan inocente
que tengo miedo,
su voz es pequeña,
casi no se escucha,
es como una luz blanquecina
una tímida transparencia la ilumina
Una cinta azul la une a mí,
sin embargo encontré el listón
atado a un madero,
se había ido.
Luego regresó
y no me dio explicaciones;
volvió llena de amor,
de ilusiones;
regresó plena de alborozo,
como enamorada
¿habrá dejado de ser mía?.
CARLOS A. BADARACCO
31/7/12
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