nelida anderson parini

NADA ME IMPIDE AMARTE, NI SIQUIERA TU.

Finas dagas cruzadas en el pecho,

aturden de pesar el corazón,

apuntalan  verdades que en razón,

desgarran contraídas brutal hecho.

 

Latidos percutidos son canción,

narrando con sonidos sufrimiento,

bombeando en el cuerpo sentimiento,

recuento de ignominia y de traición.

 

Oprobio ennegreciendo la visión,

exhorta al pensamiento en rebeldía.

Tu infame proceder, tu cobardía,

despojan del vivir bella ilusión…

 

Si amarte de mil formas yo sabía,

en tiempo de esperanza o desconsuelo.

Celando tiernos sueños con desvelo,

sembrando amaneceres de alegría.

 

Tatuando mil sonrisas en tu suelo,

inhumando desprecios en el aire,

mirando lo imposible con donaire,

surcando de ternuras limpio cielo.

 

 

Si amarte sigue siendo mi derecho,

el norte que perfila mi camino.

La esencia medular de mi destino,

evade los senderos del despecho.

 

Quererte hasta mi muerte vaticino,

quizá para adorarte falten vidas…

Viviendo entre verdades conocidas,

subsiste este sentir hoy peregrino.

 

En todo pensamiento tú te anidas,

pues todo me acredita tu presencia.

¡Si tú eres la razón de mi existencia!

 Aunque en mi corazón dejes  heridas.

 

Si en pago de mi amor tu indiferencia,

embarga de tristeza mi mirada,

decantaré esta pena en mí enclavada,

guardándole al dolor fiel reverencia.

 

Palpita mi razón acongojada,

corriente de pesares cruza el pecho,

escurriendo dolores cual desecho,

los ecos de una mente atormentada.

 

Si amarte es mi perenne condición,

poblando el sentimiento de emociones.

Entonces te amaré sin pretensiones,

sin llanto, sin angustia, ni aflicción.

 

Guardando este secreto que tesoro,

refulge enriquecido el sentimiento.

No existen ni dolor, ni abatimiento,

que prohíban gritarte que te adoro.