orlando guevara

Muero en esta elegía

Muero insospechablemente en la desidia

como un bosque que se ofusca en su desvelo

en los campos desolados, sin sol que brille

manchados por la quema de su paso.

Muero sin que mis ojos se derramen

advertidos de la visita que conlleva la amargura

traer sedienta la ausencia bajo un nombre

perfilar la fatiga del alma que se esconde

entre lechos de indulgencia y osadía.

 

Muero por los ojos secos que se fueron

revocables por la distancia compartida

por aquellos tiempos juveniles, desgastados

entre rocas inquietas, bajo la lluvia

por los corazones enamorados, victoriosos

que hoy lamentan de su gloria la caída

descender la bandera en el ocaso

olvidando al viento el fulgor que la ondeaba

por rentar al tiempo mis deseos y fracasos.

 

Muero entre el baden de mis adajios

adicto a la remembranza sínica, imperfecta

en el parecer, en la resistencia de mi rostro

en el desafio a la nostalgia, indefensa

en el palpito al abandono, muero y vuelvo

y lloro, queriendo revertir mi coincidencia

el extraño orgullo disfrazado como piedra

muero y querer volver imploro,

más mi alma sórdida, sigue en su tropiezo...